Hoy se celebra el día de la marmota. A falta de saber si nos quedan seis semanas más de invierno o si, por el contrario, la primavera se va a presentar antes, muchos, de mi generación al menos, asociamos el día de la marmota con el recuerdo de la película protagonizada por Bill Murray y Andie McDowell, Atrapado en el tiempo, donde el protagonista despertaba una y otra vez en el mismo día, que no era otro, que el día de la marmota.
De un modo u otro me parece que todos nos hemos visto atrapados en algún momento de nuestras vidas por esa situación; por comodidad, por miedo, por aburrimiento. Estas situaciones con un pequeño golpe de timón, la mayoría de las veces, podemos corregirlas. Tenemos la suerte de poder cambiar las cosas en el entorno que nos ha tocado vivir, no siempre, pero a nivel personal la mayoría de las vicisitudes que se nos presentan tienen solución, hablo siempre de cosas cotidianas; no de accidentes, enfermedades y desgracias varias que, si tienes el infortunio de que te golpeen, esas, no tienen solución.
Lo que a priori puede ser un tema de reflexión que nos motive a aprender inglés o a acudir al gimnasio, cambia y mucho, según la fortuna que hayas tenido a la hora de nacer. Incluso el hecho de pertenecer a una clase social baja, en lo que llamamos el primer mundo, no tiene absolutamente nada que ver, a que te toque asomar la cabeza al planeta en una zona asolada por la pobreza, la miseria o la guerra.
Unos se apuntan a clases de pádel para romper la rutina diaria en la que se encuentran instalados y otros se tienen que subir a una patera y cruzar el mar jugándose la vida, a veces tras un largo periplo, a través de varios países, sorteando guerras y mafias de todo tipo. Solo depende del lugar donde te haya tocado ver el sol.
Buscamos lo mismo, no despertarnos en el día de la marmota otra vez, pero algunos lo tenemos más fácil que otros.
Así que, cuando me asalten las dudas existenciales, tendré en cuenta la fortuna que he tenido de ser el hijo de la madre que me parió, del tiempo y el lugar que me han tocado vivir y procuraré hacer lo mejor que sepa y pueda, para disfrutar de mi vida y la de las personas que me rodean.