Con la guerra de Ucrania abriendo todos los informativos, puede visualizarse el gran trabajo profesional de los reporteros desplegados a lo largo y ancho de dicho país, aportando información sobre el conflicto y mostrando esa foto del horror de la guerra.
Se desplazan al lugar de los hechos se informan, se empapan de testimonios y sensaciones y transmiten esos datos al resto del mundo. El trabajo de estos periodistas, a mi entender, pone en el foco, la esencia y la honestidad del oficio.
Una honestidad que hace ya tiempo que una gran parte del sector perdió.
El cuarto poder se ha cebado en eso, en ejercer ese poder que tiene. Ni siguiera se toman la molestia de disimularlo. Los informativos que vemos en televisión y escuchamos en radio, han pasado a ser directamente un altavoz de las ideas e ideología que cada medio tiene. Cada uno arrima la ascua a su sardina, ya sin tapujos ni falsas apariencias.
Esto convierte al ciudadano en una suerte de pseudo periodista, que ahora se ve en la necesidad de ejercer esa profesión.
Si quieres estar bien informado, debes tener acceso a diferentes fuentes de información, contrastar los hechos y sacar tus propias conclusiones con la mayor objetividad.
Con el poco tiempo libre que tenemos y la vida acelerada que llevamos, esto es inviable y los medios de comunicación lo saben.
Lo más fácil es escuchar, ver o leer, lo que a cada uno le viene bien. Así que, eliges tu canal de referencia que más o menos está en sintonía con tus ideas, y das por buena cualquier información que te llegue por ese cauce.
Esto provoca un sesgo informativo en el receptor, que favorece la polarización que existe en la sociedad.
Polarización que, a su vez, es aplaudida por los partidos políticos. Ya no tienen que convencerte con promesas electorales, simplemente tienen que recordarte en que bando estás, para que jalees en el lugar y momento adecuado.
Es un poco como el futbol, eres de un equipo o eres del otro. Te da igual que tu equipo gane gracias a un penalti que no existió, o que expulsen a un jugador del otro equipo por la falta que no cometió. Todo vale si tu equipo gana.
Recuerdo los pintorescos informativos de José María Carrascal, dónde llegado un punto, daba su opinión sobre un tema o noticia del día, a modo de editorial, eso era nítido, sabías que esa era su posición sobre un tema, en ese momento no estaba dando información sino opinión.
Al final, al periodismo le toca la economía como a cualquier otra profesión, y esto hace que tomen una u otra dirección en función de sus intereses.
Lo cierto es que, esa aura de imparcialidad, de rigor y de excelencia que algunos medios ondean como estandarte de la libertad de expresión, queda muy lejos de ser veraz en los tiempos que vivimos.
Esta circunstancia se eleva a su máximo exponente cuando damos por buenos los memes, montajes y demás fake que corren por las distintas redes sociales y de mensajería, contando para fervor del creador, con una legión de usuarios que juegan al primer toque y que conforme reciben, comparten sin ningún tipo de filtro ni pudor.
Con este panorama, se podría decir que en el momento más tecnológico vivido por el ser humano y con más medios a nuestra disposición, es más que probable que asistimos al estado de desinformación, contrainformación y falsa información más bestia que hayamos vivido nunca.
Pero, esto es solo mi opinión.